A partir del año 1492, en el continente americano se produce la fusión de elementos nativos y otros foráneos, procedentes de la Europa bajomedieval y renacentista, que van a ir configurando a lo largo de cerca de tres siglos la identidad de lo que hoy son las naciones americanas.
En esa fusión que origina un continente mestizo, le cabe un papel protagonista a la Iglesia Católica, configuradora de la identidad española y por tanto, de todo lo que España construye más allá de los límites reducidos de la Península Ibérica.
La forja del nuevo mundo presenta esta realidad histórica que tanto pesa para bien en la actualidad. La evangelización de la América Española deja una profunda huella en el Nuevo Mundo. Y esa huella no es solo fruto del trabajo de unos miles de misioneros, sino que es consecuencia de la acción total de España, puesto que la Monarquía Hispánica asumió, como señal de identidad, como razón de Estado, precisamente la catolicidad de sus pobladores.
Este libro no pretende ser una historia de la evangelización de América, sino que busca destacar las manifestaciones de la profunda religiosidad que heredaron los “españoles de América” y que se manifestaron en múltiples campos de la cultura, el arte y el pensamiento americanos.